(283) Iñaki Anasagasti recomana ‘El més calent... al front de Madrid’

En el seu bloc, el polític basc del PNB recomana el llibre del Grup Parlamentari a Madrid, i insta al seu partit a recuperar aquesta manera d’explicar la feina feta.

“Hace ya algunos años, al final de cada período de sesiones, editábamos un libro sobre lo que habíamos hecho en Madrid. Lo titulábamos "Con la fuerza de un Equipo” y, a veces "Un equipo con fuerza" y contábamos lo que se había logrado en la negociación parlamentaria y describíamos las piedras recurrentes que aparecían en el camino.
Lo malo fue que una vez se nos quemó al explotar una toma de gas de nuestro despacho parlamentario de la calle Elcano uno de esos libros cuando el trabajo estaba ya hecho y del berrinche que cogimos dejamos de contar las historias de Madrid. Y, a raíz de esa fecha, no hemos sistematizado nada y tenemos todo un bolo mental de fechas y datos, de “susedidos” y de intervenciones del que nos aclaramos poco.
Pensaba yo en esto viendo el libro que acaba de editar el Grupo Parlamentario de Esquerra donde repasan lo que han hecho sin dejar de lado las anécdotas que han vivido. Son 320 páginas que cobran a 18 euros el libro. El mes calent... al front de Madrid".
El 14-M de 2004 es una fecha para la historia. No sólo porque Zapatero llegó a la Moncloa venciendo a un PP con mayoría absoluta. También porque, en las Cortes, se rompió el cliché que asociaba grupo nacionalista catalán a CIU. Esquerra, con 8 escaños, quebraba el monopolio de CIU. Y el grupo independentista ha sido muy visible. En el fondo y en la forma. Aunque a veces más ruidoso que eficaz y siempre obsesionado con desplazar a CIU.
Las señorías de Esquerra se jactan de haber condicionado al PSOE hacia la izquierda, pero lamentan que la "España plural" de Zapatero les haya sabido a poco. Las anécdotas trufan más de 300 páginas donde se explica desde la gestación de la peña del Barca en las Cortes a su visión del proceso de paz (esperaban a Batasuna en la próxima legislatura).
La relación con Rubalcaba fue, como es evidente, intensa, y con Puigcercós se deslizó hacia la amistad. El actual ministro de Interior es de los más citados. "La opa a Endesa va por medio Estatut", le dijo a Puigcercós, aunque al final ni el Estatut salió a gusto de ERC ni la opa prosperó. Es el mismo Rubalcaba que, puro en mano, suelta a Tardá que lo de las selecciones "lo tenéis perdido".
Los tratos con el PSOE han ido del buen clima inicial, con acuerdos sobre los papeles de Salamanca, la derogación del PHN o leyes como la de dependencia, igualdad o matrimonios gay, a la bronca. Caldera -pese a cierto jacobinismo-y Narbona son elogiados por su izquierdismo frente a sus bestias pardas, el liberal Solbes y la chulesca" Álvarez. De ella afirman que más de un peso pesado del ejecutivo habría querido cesarla.
El Estatut marca un antes y un después. El punto de inflexión está en un comedor de la Moncloa. El día después que Zapatero y Mas lo pactaran, Carod y Puigcercós compartían con el presidente un soso arroz basmati con verduras que aún no han digerido. La bronca fue gorda. Para los independentistas, lo pactado con CIU eran y son migajas.
Del trámite del Estatut queda la campaña anticatalana que obligó a Puigcercós a tener contravigilancia. Se dibuja un Madrid arrogante que contrasta con el capítulo La buena gente de España, donde abordan la excelente relación con entidades de la Memoria Histórica, círculos republicanos o movimientos sociales.
Los de ERC admiten que lo del Estatut fue "muy duro" y que la prensa del establishment se empleó a fondo para presentarles "como apestados y allanar el camino a un pacto de CIU con los socialistas". Revelan, por ejemplo, una cena del director y el subdirector de El País con Durán, de CIU, en el Palace para "lanzarle como ministro".

Durán, como el PSC, sale mal parado, evidenciando hasta qué punto la pugna catalana ha sido dura en Madrid. De CIU cuentan cómo "hacían cola en las oficinas del grupo del PSOE para ofrecerse a pactar los presupuestos si no lo hacía ERC". Para distinguirse "de otros catalanes antes influyentes" evocan cómo una patronal les preguntó "qué podían hacer por ERC" a cambio de unas enmiendas. "Si Puigcercós hubiera pedido 18.000 euros no habrían dicho que no, pero los echó del despacho casi a gritos", afirman con cierta épica.
El chapuzón de Joan Puig en la piscina ilegal del director de EL Mundo, las protestas en la Cope por su "sistemática campaña de propagación del odio y xenofobia contra la comunidad nacional catalana" o la "acción directa" para exigir el uso del catalán en el Congreso también aparecen.
Ante un Manuel Marín "de supuesto prestigio y teóricamente culto", optaron por el catalán varias veces. No pocos les tildaron de freaks. Pero Zapatero no se cortó entre ellos. A Tardá le soltó, cuenta el libro, que "en el tema de la lengua, lleváis razón". Ni corto ni perezoso, el diputado le devolvió un "pues aplícate". En otro diálogo, el presidente confesó, socarrón, a la diputada Georgina Oliva que el derecho a decidir que ERC reclama para los catalanes le parece bien "siempre que estemos de acuerdo con lo que decidáis". Y es que, para llevarse bien en Madrid, ésa es la clave.
En el Senado ERC ha formado parte de la Entesa que es un invento en el que están el PSC, ERC e Iniciativa, fundamentalmente para quitarle a CIU senadores. Luego, y, a pesar que están en ese Grupo, cada partido de la Entesa vota lo que quiere y elige cada uno su pareja de baile según sus gustos.
Al frente han tenido a Carlos Bonet que es un matemático posibilista y buena persona, un nacionalista que no se ha privado de meterle el dedo en el ojo al PP, pero que, sin embargo trata de llevarse bien con la gente defendiendo con argumentos lo suyo.
En el Congreso han tenido a un histrión como Joan Tardá que viene del marxismo leninismo más ultra y que ahora es un flamígero independentista que no dudó en clavarme el puñal hasta la empuñadura cuando aquel cisco del Bribón.
De todas maneras alabo la iniciativa de ERC y ojalá podamos nosotros retomarla ahora.”